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domingo, 28 de febrero de 2010

Perdiò Velez


Las lágrimas del Chulo en el final lo decían todo. Es que a Huracán le costó casi un bobazo poder llevarse los tres puntos ante un rival que lo tiene cruzado. Desde aquella final perdida en el Amalfitani que los partidos entre Huracán y Vélez, ya no serán lo que eran. Y este no fue la excepción: dos penales, dos expulsados y cinco goles, decoraron un partido que terminó bien caliente.

Vélez mereció más. En los 90 minutos el Fortín alternativo de Gareca dispuso se varias situaciones claras como para llevarse al menos un empate. Con buenos trabajos de Zárate y Cabral el visitante desbordaba los laterales del Globo que no podían hacer pie. Así entonces antes de que se vaya ese primer tiempo tan favorable en el desarrollo, pero no en la red, para Vélez, el Roly Zárate terminó de empujar una pelota que García se había hecho un nudo para despejar. Con la ventaja Vélez se fue a los vestuarios y dispuesto a manejar con su habitual oficio el complemento. Pero claro, Gareca metió un equipo muleto y a la larga lo terminó pagando...

Apenas comenzó el complemento Franzoia fue derribado cuando ingresaba al área y Furchi cobró correctamente penal. Balborín lo cambió por gol y le dio vida a un Rivoira que ya era cuestionado por todo el Duco. Vélez intentó una reacción, pero cuando mejor estaba el pibe Velázquez se pasó de rosca y se fue a los vestuarios. Con uno menos no fue inferior el Fortín, pero perdió peso para ir a buscar la ventaja. Toranzó cambio por gol otro penal correctamente sancionado por el árbitro y Laurito aprovechó su chance para poner 3 a 1 a Huracán casi sin hacer demasiado esfuerzo. Gareca movió el banco y mandó a Silva y Moralez a la cancha. El Pelado cumplió con su cuota de gol y acortó distancias. Cuando parecía que Vélez podía llegar al empate y Huracán se defendía con el alma aferrado a esa mínima ventaja. Pero el enano Moralez no tuvo su mejor día y justo cuando festejaba su cumpleaños. Furchi interpretó, esta vez de manera equivocada, que el volante le metió un codazo a Toranzo y lo mandó al vestuario. Ahora sí, con dos menos, el empate era una utopía.

Festejó Rivoira con los ojos llenos de lágrimas. Fue una mini revancha para Huracán que siempre disfruta de poder ganarle a Vélez. Y fue una lección para este Vélez que con el equipo muleto no pudo seguir en lo más alto del campeonato.

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